La iluminación en el hogar es una de las partidas de gasto más
importante de la factura eléctrica en el hogar, especialmente en los
meses de otoño e invierno, que son con los que menos horas de luz
contamos. La media de un hogar es de un 19.5%,
una cifra que se dispara si nuestra vivienda tiene uso mixto como
residencia y oficina.
Por eso, si queremos invertir en el ahorro de iluminación
es una de las formas más rentables de conseguir evitar gastarnos menos €€€€ en una magnitud
más que importante, hasta un 80% si partimos de los sistemas de
iluminación más ineficientes.
A continuacion describiremos los tipos de lamparas que nos podemos encontrar en el merceado actual español:
Lámparas incandescentes
Cada vez son menos hogares que tienen lámparas incandescentes en su
hogar, especialmente tras diferentes campañas en las que se fomentaba su
sustitución por las de ahorro energético y especialmente por la escasa
vida de la mismas, son las que más rápidamente se funden y por tanto se
sustituyen.
Esta tecnología anticuada basaba la creación de iluminación a base de
calentar un pequeño filamento, por lo que el 95% de la energía se
convierte en calor y tan sólo un 5% se dedica a luz. Aunque baratas a la
hora de comprar son muy caras en el consumo.
Lámparas halógenas
Mucho más frecuentes en algunos hogares, pero lo que muchos
consumidores desconocen también fácilmente sustituible por la tecnología
LED. Tienen mejor rendimiento de luz que las incandescentes pero es
elevado, a lo que hay que unir que muchas de estas requieren de un
transformador de 12 voltios. No son económicas pero si ofrecen otro tipo
de ventajas, como ofrecer toda la potencia de una luz desde el momento
de encendido con una luz cálida (amarillenta).
Tubos fluorescentes
Es una tecnología conocida, pero sigue siendo económica y eficiente.
Su funcionamiento se basa en la combinación de gases y sales (que
recubren el tubo) que emiten luz con el paso de la energía eléctrica. Su
eficiencia le lleva a consumir alrededor de un 80% menos para dar la
misma luz que una lámpara incandescente con una duración de entre 6 y 20
veces mayor. Son especialmente ideales para lugares donde requiera
mucha iluminación de forma intensiva en el tiempo, durante muchas horas,
teniendo en cuanta que tardan un tiempo en dar toda la potencia de luz y
el número de encendidos les afecta negativamente.
En estos años del tubo de neón con luz blanca y “fría” que se usaba
especialmente en las cocinas ha evolucionado a otras combinaciones que
permiten escoger tonalidades y llevar ahorro energético en función del
lugar y la actividad que se va a desarrollar.
Bombillas de bajo consumo
Este tipo de iluminación está cada vez más extendido. Cuentan con la
misma tecnología que la de los tubos fluorescentes pero se trata de un
elemento mucho más pequeño (bombilla). Frente a una bombilla normal,
tienen una duración de hasta 8 veces más, aunque en el mercado también
hay tipos de bombillas de bajo consumo que no tienen esa duración y que
tienen un menor precio. Se trata de elegir aquella bombilla que tenga
una buena relación de precio y duración. Estas bombillas son económicas
pero se encuentran con un inconveniente, y es que tardan hasta que dan
toda la potencia que son capaces de dar. Por lo tanto, se recomienda que
este tipo de bombillas se utilicen en lugares donde se estime que
estará encendida durante mucho más tiempo